martes, 27 de enero de 2015

La princesa prometida (1987).


Puntuación: 10

QUIERO QUE VUELVA MI PADRE MALDITO BELLACO.

Hay algo, algo intangible, algo abstracto, algo mágico, que envuelve a La princesa prometida y que la hace especial. Es una gran película, de eso no cabe duda, pero grandes películas hay muchísimas y es ese algo más del que hablo, ese toque divino, lo que hace que La princesa prometida sobresalga, venza al tiempo, venza a todo lo que se le ponga por delante y se quede en el lugar donde se merece, en el Olimpo de las películas.

Porque si el cine fuera un mundo, La princesa prometida estaría en un nivel superior, como los dioses con respecto a los mortales.Y ha conseguido esto siendo una película sencilla, con unos actores que eran desconocidos y que hoy en día la mayoría lo siguen siendo, con un presupuesto de serie B. Y es que pese a todo esto es una película perfecta.

La historia es maravillosa. Los personajes inmortales. Ni a la princesa Buttercup ni a Westley se les olvidará nunca. Lo mismo ocurre con todos y cada uno de los secundarios. El excéntrico Vizzini, el bonachón Fezzik, el príncipe Humperdinck, el hombre con seis dedos, el albino o el milagroso Max conforman unos personajes tan diferentes como únicos e inimitables que quedarán para la posteridad. Pero hay uno, uno en especial, uno que sobresale por encima del resto, destacando incluso sobre los propios protagonistas, un personaje que formará parte para siempre del mejor cine. Iñigo Montoya.
Quién no ha escuchado y dicho alguna vez su inmortal frase "Hola, me llamo Iñigo Montoya, tú mataste a mi padre, preparate a morir", y quién no se emociona cuando logra alcanzar su venganza. "Quiero que vuelva mi padre maldito bellaco". Qué suerte la de Mandy Patinkin al poder interpretar a este personaje.

La princesa prometida te traslada a otro mundo, con acantilados de la locura, con roedores de aspecto gigantesco, con el pantano de fuego, con anguilas chillonas...Los diálogos son tan originales como inmejorables. La película está plagadita de perlas, como las ya citadas frases de Iñigo Montoya, y muchísimas más. Y qué decir sobre la música. Nada, simplemente hay que ver la película y disfrutarla.

Puede que a mucha gente no guste, otros cambiarían esto o aquello. Pero yo no cambiaría ni una coma, ni una escena, pues entonces dejaría de ser lo que es.

La princesa prometida es una película fundamental. Es y será siempre una de mis películas favoritas.

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