miércoles, 26 de noviembre de 2014

Cualquier película del pasado nos parece mejor. Hoy el efecto mariposa.

Puntuación: 5

Si una mariposa agita sus alas en España hay un tornado en Japón.

Si viajas al pasado es imposible que el presente sea igual, esto es lógico, dentro de la lógica de los viajes en el tiempo. Asíque cuando el efecto de que el protagonista nunca hubiera nacido no sería en ningún caso el que nos pone la película. Su hermano pequeño no hubiera muerto ese día en el hielo porque no estaría ahí, puede que incluso no hubiera nacido o que fuera otra persona. Su jefe no habría envenenado a su cliente porque no estaría haciendo lo mismo que cuando George Bailey vivía, puede que incluso su hijo no hubiera muerto. Puede que si creyésemos en el destino el hijo del tendero, su cliente y el hermano de George Bailey sí que hubieran muerto pero de ninguna manera de la forma en la que lo harían si George Bailey estuviese vivo.
Después de esta lección metafísica a Frank Capra empiezo con la frase del título de la crítica: Cualquier película del pasado nos parece mejor. Esta es una de las grandes verdades del cine. Hay tropecientas mil películas que si en lugar de haberse hecho en los años 20, en los años 30, 40, 50... se hubieran hecho en el 2014 nos parecerían espantosas. Pero no, como son "antiguas" se babea con ellas. Hay muchas que son infinitamente, pero muy muy infinitamente superiores a las actuales. Esto es evidente y nadie lo niega. Pero la realidad es que una película antigua gana muchos puntos, además de lo bien que queda uno cuando dice que ve este tipo de películas. Y ojo! que no estoy diciendo que Qué bello es vivir sea una mierda, mira mi nota le he dado un cinco, osea que es pasable.

Qué bello es vivir es un clásico, y sobre todo es un clásico navideño. Ahí tienes a la familia de "Solo en casa" viéndola tanto en la primera película como en la segunda. Bien debe ser la típica familia americana porque por lo que he leído Qué bello es vivir es la película que más se ha proyectado en época navideña de la historia.
Este no es mi caso, solo la he visto dos veces en toda mi vida y para nada llegará a convertirse en tradición. Además no creo que convenciera a nadie para que viera esta película de más de dos horas conmigo más de una vez. Por esto resultaré mucho más objetivo que en otras ocasiones donde mi marcado apego hacia ciertas películas hace que florezca cierta subjetividad.

Lo que realmente me gustó fue la imposibilidad del protagonista de salir de su pueblo, reflejando la situación de muchos jóvenes con grandes aspiraciones que ven como su vida va pasando mientras sus sueños se quedan en nada, puede que por casualidades o infortunios que impiden que te puedas ir a conocer mundo, pero sobre todo por falta de oportunidades. Todos hemos vivido y hemos visto esta realidad.

Por otro lado tenemos la historia de amor que a mi por lo menos me da totalmente igual. No me atrae, no me emociona, ni me gusta ni me deja de gustar.
Tenemos también uno de los finales más Happys de la historia. Es tan sumamente Happy que da hasta grima.

Ya se que James Stewart es un grande, eso nadie lo discute, hizo grandes películas que quedarán para la historia precisamente porque merecen estar en la historia. Y su nombre también merece estar en la historia del cine. Pero yo hoy, después de ver esta película, desde aquí le voy a dar un premio, seguramente el único que le falta. El premio al peor guiño de ojo de la historia. Dios mío que guiño se saca el tío al final de la peli...

Qué bello es vivir, una película a la que el tiempo le ha dado todo lo que es, pero que no debería ser tanto. 6 años antes se estrenó una de las mejores películas de la historia, El gran dictador, y 9 años después entraba en escena James Dean con Rebelde sin causa. Estas sí merecen estar en el olimpo del cine por muchos años o siglos que pasen.

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