Puntuación: 7
Luis Tosar no solo es el mejor actor de España, es también uno de los mejores del mundo.
Icíar Bollaín es una de las mejores directoras de este país.
Juntos hicieron Te doy mis ojos, la mejor película española en muchísimo tiempo.
Por esto, no seré yo quien se pierda una película de semejante dupla.
También la lluvia no llega al nivel de Te doy mis ojos, eso era de esperar, pero es una buena película. La trama transcurre durante la guerra del agua en Bolivia con la famosa privaticación del agua. A Cochabamba se traslada un equipo de rodaje para filmar una película y se ve envuelto en este conflicto, mostrándonos así las diferentes actitudes y evoluciones de cada personaje para con un problema y una población que, a priori, nada tiene que ver con ellos.
Esta es una crítica a una película por lo que no es el lugar para hablar de privatizaciones, imperialismo, democracia, modernidad, tiranía o lucha de clases. Por lo que dejaré opiniones personales con respecto a la privatización del agua a un lado. Sin embargo, sí diré que es muy acertada, o cuanto menos muy interesante, la semejanza y la equivalencia que nos muestra esta película entre la colonización de antaño con la situación que vivimos hoy en día. Si a lo pasado lo llamamos colonización, para el presente utilizamos términos como globalización, modernidad o avance, y no son más que eufemismos que surgen del más profundo chauvinismo.
También me gustó, y lo quiero resaltar, algo del personaje de Povedilla (lo siento, pero para mi siempre será Povedilla de Los hombres de Paco). Este personaje representa a cierta parte de la población, que compadece y defiende al oprimido, pero que en cuanto las cosas se ponen feas y le pueden afectar personalmente pierde el culo por irse a casa, a su libre, tranquilo y pacífico país. Es muy fácil defender algo y llenarse la boca con palabras bonitas desde un pedestal. Y ojo, que no hace falta ir a un país sudamericano, o a un país africano a meterte en la selva y hacer una guerra de guerrillas contra el imperialismo para ser consecuente con tus ideas y defender ciertos derechos.
Por último, y dejando a un lado todas estas reflexiones, creo que es una película muy ambiciosa, con un presupuesto que permitió rodarla en Bolivia y hacer escenas muy buenas. Y con un final que aunque por lo que he leído a algunos no gustó, a mi, sí que me transmitió mucho y me hizo pensar. Hablo, por supuesto, del regalo que Daniel le da a Costa. Todo lo que pensé, permitidme que me lo guarde para mi.
Recomendable? Claro que sí.
P.D. Karra Elejalde brillante. Merecido Goya.
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