¿Qué
coño es eso de las puertas giratorias?
No es
sino otra muestra más de la total democracia, limpia, sana y transparente, y la
igualdad de oportunidades que hay en nuestro país, España.
Según la Wikipedia, la expresión puerta giratoria designa de forma coloquial el hecho de que
un alto cargo público se marche a trabajar a una empresa privada, obteniendo
beneficio de su anterior ocupación pública y produciendo conflictos de interés
entre la esfera pública y la privada, en beneficio propio y en perjuicio del
interés público (…) .Movimiento de altos cargos entre el sector público, el
sector privado y viceversa.
Pues
eso, las manos limpias, las conciencias tranquilas y la voluntad del pueblo por
encima de todo.
Os
contaré una historia:
Hace no
mucho tiempo, en un lugar no muy lejano llamado X, el que manejaba el cotarro
escogió con el dedo a un señor que pensaba como él y con el que simpatizaba
bastante (por ser un calco y pega de él) para que llevara a cabo ciertos
asuntos. Este señor, a su vez, desenfundó su dedo para escoger a otro señor que
recogiera el testigo. Esto, pacientes lectores, siguió siendo así (y seguirá
siendo) por mucho tiempo.
No quiero desilusionar a todos esos vecinos soñadores de X que puedan estar
leyendo esta historia y que aún tienen la esperanza o la ilusión de que sus
hijos, o ellos mismos, algún día lleguen a manejar el cotarro. Lo siento, pero para
entrar en el radar del dedo divino
deberéis tener algo muy valioso: Apellido.
Para que este dedo te enfoque y te apunte deberás tener apellido (y no ser muy
rebelde o revoltoso). Es así. El pueblo de X se miraba su DNI y se preguntaba ¿cómo me apellido?. Una vez que
dedicaban unos segundos a comprobar esto se daban cuenta de qué opciones tenían
y se ahorraban mucho tiempo gastado en ilusiones baldías.
No digo
que cada una de las personas que habitaban ese bonito lugar aspirase a ser
ministro, Jefe de Estado o Presidente de Gobierno, pero de ser así y tuviesen la preparación necesaria ¿por qué
no podrían?, al fin y al cabo todos deberían ser iguales ¿no?.
Pues
evidentemente no.
Aquellos
que manejaban el cotarro no eran los mejores, como defendía Platón y como
cualquiera pudiera pensar, eran los que tenían el apellido adecuado para ser
elegidos a dedo por el que en ese momento manejaba las cosas.
La
mayor parte de los ciudadanos de X sin embargo, parecía no darse cuenta de este
hecho.
El
señor elegido a dedo, se juntaba con otros señores, elegidos a dedo, y llegaban
al poder. ¿Qué hacían?, puesto que X era una democracia y estos señores eran
representantes del pueblo deberían precisamente representar al pueblo de X y
tomar decisiones en base a los deseos y necesidades del pueblo.
Bueno,
debiera ser así, pero hay algo más. Nuestra historia comienza con el señor Manolete en el poder. Manolete,
trabajó para una gran empresa privada antes de llegar donde ahora está. De hecho, no
trabajó limpiando las oficinas, sino que ocupó un puesto bastante importante.
Manolete, además, participa de los beneficios de esa empresa. No debería
sorprendernos que cuando Manolete llegó al poder tomara decisiones que
favorecieron a esa empresa pese a que eso no fuera lo que el pueblo reclamase. De
hecho, no es casualidad que Manolete participe en el poder y en la toma de
decisiones; la empresa sabe muy bien que debe tener estrechas relaciones con el
poder porque de las decisiones que se tomen depende en gran medida el rumbo que
se desea seguir.
Pero vayamos
más allá. El país en el que vive Manolete, X, y del cual tiene las riendas
para, junto con su equipo, tomar decisiones, es rico en cacao (vamos a poner el
ejemplo del cacao, por qué no). El país está repleto de cacao, hay cacao hasta
debajo de las piedras. ¿Qué sucede?, que el cacao es un bien que beneficia a
todos los habitantes de ese país. Ese país explota el cacao y con él
comercializa para obtener su buen dinero. Es lo común y lo lógico ¿no?. Yo
tengo mucho cacao, puedo quedarme con lo que necesite y el resto te lo vendo a
ti, puesto que tú no tienes o tienes en menor cantidad, y con el dinerín que me
des puedo comprarte a ti o a él otras cosas que necesite, puedo pagar una
sanidad para que mis ciudadanos puedan ir al médico, puedo pagar la educación y
puedo pagar las pensiones a los viejecitos. Vamos, lo más natural del
mundo. Sin embargo, un día Manolete
vendió, o mejor dicho regaló (puesto que lo vendió a precio de saldo, por muchísimo
menos de lo que vale), todo el cacao de X (que pertenecía al conjunto del país y
del cual se beneficiaban todos los ciudadanos de ese país) a unos conocidos
suyos.
¿Qué
pasó? Bien, debemos distinguir entre el corto plazo y el largo plazo y darle un
poco a la cabeza.
Imagínate
que el cacao te daba todas las semanas 10€. Con esos 10€ tú podías comprarte
comida, ir al médico…y además el propio cacao (y en X el cacao era muy importante
para la dieta) lo tenías garantizado. Ahora el cacao se ha vendido a unos
amigos de Manolete por 36 euros, por lo que esa semana tienes 12€. Puedes hacer
lo mismo que antes y te sobran 2 €, ¡qué chollo!. Y la semana siguiente también
tienes 12€, te vuelven a sobrar 2€ para destinar a cualquier cosa. Este
Manolete sí que sabe de economía. La semana siguiente vuelves a tener 12€,
todos somos felices. Pero, ¿qué pasa cuando se acaba la tercera semana y se
agotan los 36€ por los que hemos vendido el cacao que nos reportaban 10€
semanales?. Vamos a tomar por el culo.
Manolete
dejó el poder y un nuevo señor llamado Pedrín llegó a él, y con él no tenemos
ni 10€ semanales. Qué mal hace las cosas Pedrín, qué poca idea de economía
tiene Pedrín, con Manolete sí que iba bien el país que teníamos 12€ semanales.
Ahora no tenemos ni cacao, puesto que al estar en manos privadas ha subido el
precio un 200% y ya es incluso un lujo que muchos no se pueden permitir.
Los
ciudadanos de X se olvidaron de que la situación que vivían era fruto de las
decisiones económicas tomadas por Manolete, pero da igual.
Y
todavía hay más. ¿Qué pensaríamos si vemos que Manolete pasa a formar parte de
la empresa que controla el cacao?. Podríamos pensar que es una recompensa al
favor que Manolete hizo a estas personas al regalarles el cacao, podríamos
pensar que en su día hubo una conversación del tipo: “Oye, Manolete, guapete, majete, si me vendes el
cacao de tu país te aseguro un puesto en la empresa. No tengas miedo, aunque no
tengas ni puta idea de nada te aseguro 200.000€ al año, ¿qué dices?”.
No sería nada extraño.
Además, Manolete, puesto que el dedo sigue estando presente, puede decirle a su
sucesor las medidas que tiene que tomar para beneficiar a la empresa del cacao
en la que él participa. Y es precisamente por esto que a la empresa le
interesaba tener a Manolete en sus filas, pues como ya he dicho antes, cuanta
más influencia tenga en el organismo que tiene capacidad para tomar decisiones
de las que dependen sus beneficios mejor.
¡Pero si tiene que defender los intereses del
pueblo!.
A ver, ¿¡es
que todavía no te has enterado!?. El pueblo se la repampinfla, él tomará
medidas a favor de la empresa del cacao y así dentro de un tiempo formará parte de ella y tendrá otros 200.000€
al año gracias a esos favores (y por supuesto gracias al apellido que le ha
llevado a poder tomar esas decisiones). Podemos incluso llegar a pensar que se
trata de una especie de caballo de Troya donde llegan al poder metidos por los
propios intereses privados para que lleven a cabo políticas favorables a ellos.
Y qué
coño, ¿por qué no hacerlo así?, al fin y al cabo ¿cuál es la alternativa?. Pongámonos
en el escenario contrario: X, que es rico en Cacao tiene este producto
controlado y explotado por unas pocas manos privadas, además manos extranjeras
(país Y), dejando a la población de X sin los beneficios que les reportaría la
explotación del cacao. En ese momento llega Juanito y decide volver a poner el
Cacao al servicio de los ciudadanos de X, ya que considera que la explotación
de ese recurso debe beneficiar a todo el pueblo por igual y no solo a unos pocos
podridamente ricos en detrimento de su población que no tiene ni para comer. A
priori podemos pensar que eso es bueno ¿no?, es solidario y es justo. Un bien
que era del pueblo, del que se beneficiaba el pueblo fue robado del pueblo para
pasar a manos privadas y Juanito se lo vuelve a dar al pueblo.
Sin
embargo, el señor que vive en Y y que es dueño del cacao controla lo que ven,
lo que leen y lo que oyen los ciudadanos del mundo, por lo que se encargará de
hacer ver que Juanito es malo, muy malo, de que ahora los ciudadanos de ese
país lo pasan muy mal. Da igual que haya mejorado el nivel de vida de la
población, da igual que el pueblo (que no es tonto) elija y reelija a Juanito
para que siga en el poder. El mundo verá a Juanito como un demonio, porque el
mundo es ignorante, porque vive en la ignorancia y no hace ningún esfuerzo por
salir de ella.
Tenemos
a Manolete, a Pedrín y a Juanito. Manolete tiene 200.000€ al año asegurados,
está muy bien considerado por la prensa (y por tanto por la población), sus
hijos tienen el futuro asegurado con el apellido y lleva una vida tranquila y
sin preocupaciones. Pedrín sabe el futuro que le espera si hace lo mismo que su
antecesor, otro sueldo anual cuantioso asegurado, el futuro de sus hijos
asegurado y una vida tranquila y sin preocupaciones. Y tenemos a Juanito que
por haber repartido la riqueza entre los ciudadanos, por haber devuelto al
pueblo lo que es del pueblo, haber mejorado su calidad de vida, es visto como
un demonio en todo el planeta, sufre golpes de Estado y puede ser asesinado en
cualquier momento (como otros que hicieron lo mismo). ¿Qué harías tú? Sabemos cuál
es la opción más cómoda.
FIN
P.D.Y por supuesto, que
nadie sea mal pensado, y que nadie se dé por aludido. Esto es un cuento para
entretener, nada más, Manolete o Pedrín no son eufemismos de Felipe González
(Gas Natural), Aznar (Endesa), Ángel Acebes (Iberdrola), Rodrigo Rato
(Telefónica, Bankia, Banco Santander), Eduardo Zaplana (Telefónica), Isabel
Tocino (Banco Santander, Enagás), Miguel Boyer (Red Eléctrica Española), Josep
Borrell (Abengoa), Luis Carlos Croissier (Repsol), Ana Palacio (HC Energía),
Abel Matutes (Banco Santander), Elena Salgado (Endesa), Josep Piqué (Vueling), Pedro
Solbes (Enel), Javier Solana (Acciona), Ángel Acebes (Bankia, Iberdrola),
etcétera, etcétera, etcétera.
Que nadie piense eso, aquí eso no pasa.