sábado, 18 de abril de 2015

Crimen y castigo.


 Puntuación: 10

DOSTOYEVSKY.

Qué se puede decir si con el nombre se dice todo. Hablar de Dostoyevsky en literatura es como hablar de Mozart en música, de Marlon Brando en cine o de Picasso en pintura. Es un nombre que la literatura lleva y llevará tatuado para siempre por ser uno de los más grandes escritores de todos los tiempos.

Dostoyevsky, junto con Tolstoi y más tarde Pasternak o Nabokov, lleva la literatura rusa a su punto álgido. Y cómo no hacerlo con obras como Los hermanos Karamazov, El idiota o la que ahora nos ocupa, Crimen y Castigo.

Es esta una de las mejores novelas que se pueden leer. Es perfecta.

Sería absurdo, por lo complejo del asunto, intentar llevar a cabo un análisis detallado de esta obra en una entrada de este blog, pues requeriría hojas y hojas y horas y horas. Sería absurdo, además, teniendo en cuenta que la complejidad psicológica que trasciende de las líneas de Crimen y Castigo serían adecuadamente explicadas por un experto y no por un aficionado lector como yo.

No, yo simplemente puedo dar un simple punto de vista sobre esta obra de la que a la vista está su trascendencia.

Crimen y castigo cuenta la historia del joven Rodión Raskólnikov. Universitario de San Petesburgo sobre el que su familia a invertido todo su dinero y toda su esperanza. Pese a los grandísimos esfuerzos de su familia, nuestro protagonista malvive y apenas pisa la universidad. Son estas circustancias las que lo llevan a plantearse asesinar a una vieja usurera para robarle.

Se produce el asesinato, descrito con mano maestra, y las circustancias provocan que no sea la usurera la única asesinada. Es entonces, es a partir de este punto donde termina el Crimen y donde empieza el Castigo. Toda la novela no es más que una descripción sobre Raskólnikov desde lo más profundo, desde las entrañas del personajes. Presenciamos la evolución de su carácter, contemplamos sus miedos, sus paranoyas, asistimos a todos y cada uno de sus pensamientos. Vemos, gracias a Dostoyevsky, la penitencia del protagonista como si la soportásemos nosotros mismos.

No es solo la trama, ni el carácter psicológico de la novela, es también esa manera de contarla, ese auténtico don que tenía el autor para escribir y describir como nadie. Son esas conversaciones con el policía, son esas mentiras, esos engaños, esos pensamientos, esa miseria, ese San Petesburgo desde los ojos de este joven pobre que tan bien conoce Dostoyevsky y es ese asesinato que forma parte de los más inmortales momentos de la literatura universal.

Crimen y castigo es una obra fundamental, fun-da-men-tal.

Por último (y como ya dije en otras ocasiones) hay novelas que, aunque la falta de ideas (o la soberbia) puedan conducir a querer llevarlas al cine, es mejor no hacerlo. Novelas como Crimen y castigo no pueden llevarse al cine, es imposible. La esencia de la novela hace que sea im-po-si-ble verla en el cine o en la televisión, pues perdería todo lo que es.

Así pues, por ejemplo, Crimen y castigo de 1998 protagonizada por Patrick Dempsey es directamente un insulto. Considero que es mil veces mejor, y mucho más efectivo, hacer adaptaciones libres e inspirarse vagamente en la novela, como ha hecho Woody Allen con Match Point. Eso ya es otra cosa.

Raskolnikov ignoraba que no podría obtener esta nueva vida sin dar nada por su parte, sino que tendría que adquirirla al precio de largos y heroicos esfuerzos...

Pero aquí empieza otra historia, la de la lenta renovación de un hombre, la de su regeneración progresiva, su paso gradual de un mundo a otro y su conocimiento escalonado de una realidad totalmente ignorada. En todo esto habría materia para una nueva narración, pero la nuestra ha terminado.

O Brother! (2000).

Puntuación: 9

¡MI PELO!.
 
Peliculón infravalorado, peliculón olvidado.

Para mí es la mejor película tanto de George Clooney como de los hermanos Coen. Una versión librísima de la Odisea de Ulises (Homero) llevada con maestría al sur estadounidense en el marco de la gran depresión. Durante el transcurso de la cinta nos encontramos con los cantos de sirena, con el oráculo (el ciego de las vías del tren), con el cíclope (vendedor de Biblias), con la conversión en animales (falsa conversión en sapo), con Penélope, la mujer de Ulises (Penny) que lo espera en su ausencia con un pretendiente...Las referencias a la obra original son claras, frecuentes y llenas de originalidad.

Un humor alternativo muy cuidado, y parece que muy incomprendido, impregna toda la película. Pero no se puede decir que sea una comedia, es una perfecta mezcla de géneros donde la música y la historia están muy presentes. La recreación del sur de los años 30, del Mississippi, es perfecta y preciosa. Y por supuesto la música, piedra angular de O' Brother. Qué podemos decir de la música, qué podemos decir de esa magnífica banda sonora tan acorde y tan pegadiza. Qué diremos, pues que es de 10.

Las actuaciones de sobresaliente. La película está sustentada por el trío protagonista formado por Pete, Delmar O’Donnell y el líder Ulysses Everett. Estos 3 están brillantemente interpretados por Tuturro, Blake Nelson y Clooney respectivamente. Del trío, destaca un George Clooney en el papel de un personaje inolvidable. La dupla Coen-Clooney (trío en realidad) se ha repetido en otras películas, y da lugar a un tipo de personaje que al actor le va como anillo al dedo, pero es en O' Brother donde seduce, donde llena la pantalla con su planta, su carisma y su berborrea.

La película nos deja una recreación sureña de los 30 maravillosa, una historia estupenda, una banda sonora deliciosa, un protagonista magnético y una personalísima visión de esa colosal obra de la literatura.

Este sitio es una verdadera rareza geográfica, a dos semanas de todo.

Soy el maldito Paters familias.

¡Soy de fiar!.

Podrás llamarlo optimismo irracional o simple ignorancia.

¿Algunos de vosotros es herrero?. Por favor, si no en sentido estricto, versado en las artes metalúrgicas antes de que las circunstancias les empujasen a una vida de peregrinación.

Pete, no pienso dignificar con mis comentarios esa manifestación de resentimiento.

Siete años en el Tíbet (1997).


Puntuación: 9
 PERO.

Con Siete años en el Tíbet hay un serio problema al que todo aquel que la vea se va a enfrentar; es una película estadounidense, Hollywoodiense, yanqui.

Cuando acaba la película se abre un debate en mi cabeza acerca de la nota que merece que le ponga dada la controversia que en mí suscita. Finalmente, como podéis ver, le he dado un 9. Pero no es un 9 sin más, no es un 9 puro, es un 9 con un asterisco, con una nota a pie de página y un PERO como la copa de un pino. Y es precisamente este PERO lo que todo aquel que vea Siete años en el Tíbet debe saber, debe entender y debe tener en cuenta.

Me explico:

Siete años en el Tíbet es muy buena película y a la vista está que la oferta de este tipo de cine es bastante escasa. No es frecuente encontrarnos con una película (digo película y no documental/reportaje) que aborde un país, una región tan inhóspita y tan recóndita, ni es frecuente que se aborde su cultura, su tradición, su forma de vida o sus costumbres. Siete años en el Tíbet sí lo hace. Y lo hace bastante bien, pues podemos ver multitud de detalles y características típicas de esos lugares que tan curiosas nos parecen. Vemos las largas peregrinaciones donde cada tres pasos se arrollidan y se tumban en el suelo, vemos como esto se realiza repetidas veces cuando se llega al templo, vemos los caballitos de viento (lung ta), vemos las ofrendas dadas y recibidas con ambas manos en señal de respeto, Potala, el nomadismo, los Yak y un largo etcétera que enriquece la película y logra acercarnos virtualmente al techo del mundo.

La película podrá tacharse de tediosa, de aburrida, y ciertamente se desarrolla de una manera lenta, por lo que no gustará al espectador impaciente ni a aquel que no tenga el más mínimo interés en estos lugares. Puedo decir, sin embargo, que la historia me atrapa desde el primer momento y pese a la lentitud ya citada voy enlazando con interés y mucha curiosidad las distintas etapas y aventuras que vive el protagonista, Heinrich Harrer. Desde las primeras tomas escalando, pasando por la cárcel, la huida, el increíble recorrido a pie de 2.500 Km en condiciones extremas, la evolución de la relación con su compañero de viaje Peter Aufschnaiter, hasta la llegada y la vida en Lhasa. Hasta aquí es todo un peliculón y mis felicitaciones a Jean-Jacques Annaud, Brad Pitt, David Thewlis y demás.

¿Qué pasa?, que la propia esencia de Hollywood aparece y mete la zarpa en todo. Me refiero, como no podía ser de otra manera, al trato que se da en la película a China. Conociendo como se conoce y sabiendo como se sabe que en todas y cada una de las películas de Hollywood se manipula hasta la saciedad poniendo buenos y malos a su conveniencia deberíamos sospechar desde un primer momento que nos la quieren colar o, por lo menos, no creernos a pies juntillas la situación que nos plantean. Sin embargo, esto no es así. Si vemos Siete años en el Tíbet creemos y casi nos convencemos de que China, comunista y con Mao Zedong a la cabeza, es un ogro, el diablo, mientras que el pueblo tibetano y los Lamas son ángeles. Además cómo no vamos a pensar eso si el Dalái Lama es un niño adorable, los Lamas son señores adorables, el pueblo baila, sonríe, se divierte, vive tranquilo y a salvo hasta que llegan los Chinos con todo su desprecio, su barbarie y vemos una escena en la que se obliga a un niño tibetano a matar a su padre.

Pues no señores, no. Eso es mentira. Los Lamas tenían un poder inmenso y el pueblo tibetano era un pueblo esclavo con condiciones de vida infraumanas y desde luego no era un pueblo libre. La llegada de China mejoró la vida de ese pueblo pese a lo que nos quieran vender. Y nos lo quieren vender porque el Tíbet ha sido históricamente del interés del gran EE.UU., por cuestiones geopolíticas y comerciales, porque es sabida la animadversión hacia todo aquello relacionado con el comunismo bla bla bla. Es curioso, el Tíbet, a día de hoy goza de la protección y de la simpatía de norteamérica, pero no dudéis que de no ser así y ceteris paribus, tendríamos una visión totalmente distinta del Tíbet, de la historia tibetana y nunca veríamos una película como esta. En lugar de un niño adorable y un pueblo felíz y tranquilo veríamos un Dalái Lama dictador sediento de sangre o qué sé yo. Por tanto, debemos tener en cuenta en todo momento qué estamos viendo y quién nos lo está contando.

Es este el gran pero de la película, el gran defecto. No entraré a hablar de la relajación que se da al pasado nazi del protagonista porque ciertamente no sé los pensamientos que este pudiera tener antes de la guerra ni me interesan, me quedo con todos esos años que vemos en la película. Me quedo con el acercamiento que nos da a uno de los parajes más increíbles del mundo, con la extraordinaria historia y las extraordinarias vivencias del protagonista.

Es por eso que le doy un 9. Aunque un 9 con pero.

sábado, 11 de abril de 2015

El indomable Will Hunting.

¿Por qué no debería trabajar para ustedes? Pregunta difícil... pero intentaré responderla... imaginemos que empiezo a trabajar y me ponen un código sobre la mesa, uno con el que nadie puede, yo intento descifrarlo y lo consigo, y me siento satisfecho porque he hecho bien mi trabajo, pero a lo mejor ese código era la situación de un ejército rebelde en el norte de África, y en cuanto han localizado su escondite bombardean el pueblo donde se esconden los rebeldes, mueren quinientas personas a las que no conocía y con las que no tenía ningún problema, y luego los políticos dicen 'enviemos a los marines para asegurar el área' aunque les importa una mierda, no serán sus hijos los que vayan a morir, los suyos tienen recomendación y se pegan la vida madre en la guardia nacional... será un chico de Southfield al que llenarán el culo de metralla y cuando vuelva descubrirá que la planta en la que trabajaba ha sido trasladada al país del que acaba de volver, y el tipo que le llenó el culo de metralla le ha quitado el trabajo porque lo hará por quince centavos al día y sin pausas para mear... y luego el chico comprende que el único motivo por el que lo enviaron allí fue para instaurar un gobierno que nos vendería el petróleo a buen precio, y las compañías petrolíferas han aprovechado el conflicto para disparar el precio de la gasolina, lo que supone un hermoso beneficio para ellas, de modo que a mi colega no le ha servido de nada, así que se toman su tiempo para traer el petróleo nuevo, y se toman la libertad de contratar a un capitán mercante borracho al que le gusta darle al Martini y hacer slalom sobre los icebergs, a medio camino choca con uno, derrama el petróleo y se carga la fauna del atlántico norte... mi colega está en el paro, no puede pagar la gasolina y va andando a buscar empleo y eso le putea porque la metralla del culo le ha provocado hemorroides, y está muerto de hambre porque cuando va a comer, el único plato del día que sirven es pescado del atlántico norte al aceite de motor... ¿Qué que me parece? creo que puedo montármelo mejor, pienso "¡que coño!" ya puestos, ¿por qué no me cargo a mi colega? le quito su trabajo, se lo doy a su enemigo, subo la gasolina, bombardeo un pueblo, mato a una foca a golpes, fumo maría y me apunto a la guardia nacional... ¡podría llegar a presidente!

miércoles, 8 de abril de 2015

Stephen King: "Ah, Lost . Nunca hubo nada parecido en TV".



Podría decir que…
Lost es, para mí, la mejor serie de la historia. Soy consciente de la gran controversia que suscita, sé que a muchos no gusta, que muchos la critican (ya sea por su polémico final, por el desarrollo que toma la serie a medida que avanza la trama o porque simplemente no les gusta desde el principio). Lo sé, porque he tenido que leer y escuchar esas opiniones (tan contrarias a la mía) en reiteradas ocasiones. De acuerdo, entiendo esta postura y la respeto, pero Lost es de lo mejorcito que he visto en la televisión.

Pero sería...¡¡MENTIRA!!.

Lost ¡es! la mejor serie de la historia. Soy consciente de la gran controversia que suscita, sé que a muchos no gusta, que muchos la critican y también sé que esto se debe en un altísimo porcentaje a que siempre te encuentras con el tonto o la tonta de turno que se siente mejor, más realizado, más orgulloso de sí mismo o qué se yo, por el mero hecho de estar en contra de cualquier cosa que suscite gran interés en millones de personas. Y Lost, para este tipo de persona, es carne de cañón.
Son estos tontos los que se llenan la boca diciendo que El Padrino, Taxi Driver, La naranja mecánica o Trainspotting son sus películas favoritas, que son obras de arte, lo mejor que se ha hecho en el cine, aunque en realidad se hayan aburrido como ostras o aunque ni siquiera las hayan visto. Pero diciendo esto pareces un cultureta y quedas como quieres. Sin embargo, estos mismos son los primeros en decir que Titanic, por ejemplo, es una mierda para adolescentes y maricones. Y es que con esta clase de incoherencias derivadas de su pose se retratan ellos mismos.
¿Qué dicen de Lost?, yo he leído y escuchado de todo; que es una chorrada, que no tiene guion, que es un timo, que es una mierda, una abominación, una estafa…y esto lo dirán aunque en realidad hayan disfrutado mil veces más con Lost que con sus “películas favoritas” o aunque no tengan ni puta idea de lo que hablan porque no han visto nada de la serie o porque han visto capítulos sueltos, salteados y sin prestarles la debida atención, con los dos ojos en el móvil y si acaso escuchando algo de lo que se dice en la pantalla del televisor.

Ojo, que si un tío se sienta y se pone a ver el primer capítulo de Lost y sigue atentamente cada capítulo hasta el final y aún así sinceramente no le gusta tiene todo mi respeto aunque no comparta su opinión y podríamos empezar a discutir. Pero la cuestión es que esta persona nunca puntuaría con un 1 esta serie, como veo por ahí, ni con un 2 ni con un 3…porque objetivamente no se lo merece (en mi opinión no se merece menos de un 8). Esta persona no podrá decir que es una chorrada sin guion porque a la vista está que no es así, te guste más o te guste menos, estés a favor o en contra de la serie.
Sin embargo, por norma general y basándome en mi conocimiento empírico, abunda más el primer tipo de personas descrito que el segundo, lamentablemente.

En cuanto a la serie en sí qué puedo decir que no se haya dicho ya. La he visto entera varias veces, de arriba abajo, capítulo a capítulo, y seguramente la volveré a ver más adelante. Esto te permite entenderla como debe ser entendida, prestar atención a detalles y captar ciertas cosas que pueden pasar desapercibidas en un primer momento, y ver como todo está perfectamente pensado, estructurado y realizado.

Cada una de las 6 temporadas tiene algo que te engancha y te tiene entretenido e intrigado como nunca lo habías estado. Coincido en que la sexta es la más floja, tal vez por las expectativas tan altas que sobre ella se depositaron, aunque los flashsideways siguen despertando tu curiosidad.

El final es posiblemente lo más polémico de la serie (lo que pasa con todas las series) y personalmente creo que es un final perfecto. Sí, perfecto. Yo no quiero que nadie venga y me diga: "Mira Dani, los números era por esto, la isla se mueve por esto, Ben tiene los ojos así y Michael es tan caraculo por esto". No, no lo necesito, dejaría de ser Lost, perdería su esencia. Tú no le dices a nadie "Oye dime en qué galaxia y en qué año transcurre Star Wars, cómo pueden viajar tan rápido esas naves, por qué Joda es verde, no es que sino me lo explicas es una mierda de película".
Como dijo Stephen King: “Los creadores mismos quizá no sepan por qué los números en el billete de lotería ganador de Hurley aparecen en el costado de la escotilla, o cuál es el significado del oso polar en la revista de historietas que Walt estaba leyendo antes de que Sawyer matara a uno real. Pero... ¿a quién le importa? Los principales atributos de los creadores son la fe y la arrogancia: la fe en que hay una solución y la arrogancia de creer que son las personas indicadas para encontrarla”.

La base de la serie son los personajes y en torno a ellos gira todo. Primero los conocemos, los vemos evolucionar y finalmente sabemos cómo ha influido sobre ellos la isla. Si me tengo que quedar con dos de ellos me decantaría, sin duda, por Desmond y Locke, aunque no me puedo olvidar de Sawyer, Hugo, Jin, Ben, Charlie o Jack y su gran conversión “Lockiana”.

Ya me he extendido más de la cuenta para lo que debería ser una crítica, y aunque podría seguir escribiendo hojas y hojas sobre todo lo que tiene esta gran serie, debo hacer un ejercicio de contención y limitarme a recomendarla a todo aquel que lea esto. Tú, sí tú, menuda suerte tienes si aún no la has visto y puedes realizar ese viaje lostiano por primera vez.

Mejores personajes: Locke (primero), Desmond (segundo).
Peores personajes: Nikki y Paolo, Dogen y su John Lennon.
Personajes que peor me caen: Michael y Ana Lucía.
Mejor capítulo: La constante (y los finales de temporada).
Peor capítulo: Extraño en tierra extranjera.

martes, 7 de abril de 2015

El cuento de las puertas giratorias.



¿Qué coño es eso de las puertas giratorias?

No es sino otra muestra más de la total democracia, limpia, sana y transparente, y la igualdad de oportunidades que hay en nuestro país, España.

Según  la Wikipedia, la expresión puerta giratoria designa de forma coloquial el hecho de que un alto cargo público se marche a trabajar a una empresa privada, obteniendo beneficio de su anterior ocupación pública y produciendo conflictos de interés entre la esfera pública y la privada, en beneficio propio y en perjuicio del interés público (…) .Movimiento de altos cargos entre el sector público, el sector privado y viceversa.

Pues eso, las manos limpias, las conciencias tranquilas y la voluntad del pueblo por encima de todo.

Os contaré una historia:

Hace no mucho tiempo, en un lugar no muy lejano llamado X, el que manejaba el cotarro escogió con el dedo a un señor que pensaba como él y con el que simpatizaba bastante (por ser un calco y pega de él) para que llevara a cabo ciertos asuntos. Este señor, a su vez, desenfundó su dedo para escoger a otro señor que recogiera el testigo. Esto, pacientes lectores, siguió siendo así (y seguirá siendo) por mucho tiempo. 

No quiero desilusionar a todos esos vecinos soñadores de X que puedan estar leyendo esta historia y que aún tienen la esperanza o la ilusión de que sus hijos, o ellos mismos, algún día lleguen a manejar el cotarro. Lo siento, pero para entrar en  el radar del dedo divino deberéis tener algo muy valioso: Apellido. 

Para que este dedo te enfoque y te apunte deberás tener apellido (y no ser muy rebelde o revoltoso). Es así. El pueblo de X se miraba su DNI y se preguntaba ¿cómo me apellido?. Una vez que dedicaban unos segundos a comprobar esto se daban cuenta de qué opciones tenían y se ahorraban mucho tiempo gastado en ilusiones baldías.

No digo que cada una de las personas que habitaban ese bonito lugar aspirase a ser ministro, Jefe de Estado o Presidente de Gobierno, pero de ser así  y tuviesen la preparación necesaria ¿por qué no podrían?, al fin y al cabo todos deberían ser iguales ¿no?.

Pues evidentemente no. 

Aquellos que manejaban el cotarro no eran los mejores, como defendía Platón y como cualquiera pudiera pensar, eran los que tenían el apellido adecuado para ser elegidos a dedo por el que en ese momento manejaba las cosas.
La mayor parte de los ciudadanos de X sin embargo, parecía no darse cuenta de este hecho.

El señor elegido a dedo, se juntaba con otros señores, elegidos a dedo, y llegaban al poder. ¿Qué hacían?, puesto que X era una democracia y estos señores eran representantes del pueblo deberían precisamente representar al pueblo de X y tomar decisiones en base a los deseos y necesidades del pueblo.

Bueno, debiera ser así, pero hay algo más. Nuestra historia comienza con el señor Manolete en el poder. Manolete, trabajó para una gran empresa privada antes de llegar donde ahora está. De hecho, no trabajó limpiando las oficinas, sino que ocupó un puesto bastante importante. Manolete, además, participa de los beneficios de esa empresa. No debería sorprendernos que cuando Manolete llegó al poder tomara decisiones que favorecieron a esa empresa pese a que eso no fuera lo que el pueblo reclamase. De hecho, no es casualidad que Manolete participe en el poder y en la toma de decisiones; la empresa sabe muy bien que debe tener estrechas relaciones con el poder porque de las decisiones que se tomen depende en gran medida el rumbo que se desea seguir.

Pero vayamos más allá. El país en el que vive Manolete, X, y del cual tiene las riendas para, junto con su equipo, tomar decisiones, es rico en cacao (vamos a poner el ejemplo del cacao, por qué no). El país está repleto de cacao, hay cacao hasta debajo de las piedras. ¿Qué sucede?, que el cacao es un bien que beneficia a todos los habitantes de ese país. Ese país explota el cacao y con él comercializa para obtener su buen dinero. Es lo común y lo lógico ¿no?. Yo tengo mucho cacao, puedo quedarme con lo que necesite y el resto te lo vendo a ti, puesto que tú no tienes o tienes en menor cantidad, y con el dinerín que me des puedo comprarte a ti o a él otras cosas que necesite, puedo pagar una sanidad para que mis ciudadanos puedan ir al médico, puedo pagar la educación y puedo pagar las pensiones a los viejecitos. Vamos, lo más natural del mundo.  Sin embargo, un día Manolete vendió, o mejor dicho regaló (puesto que lo vendió a precio de saldo, por muchísimo menos de lo que vale), todo el cacao de X (que pertenecía al conjunto del país y del cual se beneficiaban todos los ciudadanos de ese país) a unos conocidos suyos.

¿Qué pasó? Bien, debemos distinguir entre el corto plazo y el largo plazo y darle un poco a la cabeza. 

Imagínate que el cacao te daba todas las semanas 10€. Con esos 10€ tú podías comprarte comida, ir al médico…y además el propio cacao (y en X el cacao era muy importante para la dieta) lo tenías garantizado. Ahora el cacao se ha vendido a unos amigos de Manolete por 36 euros, por lo que esa semana tienes 12€. Puedes hacer lo mismo que antes y te sobran 2 €, ¡qué chollo!. Y la semana siguiente también tienes 12€, te vuelven a sobrar 2€ para destinar a cualquier cosa. Este Manolete sí que sabe de economía. La semana siguiente vuelves a tener 12€, todos somos felices. Pero, ¿qué pasa cuando se acaba la tercera semana y se agotan los 36€ por los que hemos vendido el cacao que nos reportaban 10€ semanales?. Vamos a tomar por el culo.

Manolete dejó el poder y un nuevo señor llamado Pedrín llegó a él, y con él no tenemos ni 10€ semanales. Qué mal hace las cosas Pedrín, qué poca idea de economía tiene Pedrín, con Manolete sí que iba bien el país que teníamos 12€ semanales. Ahora no tenemos ni cacao, puesto que al estar en manos privadas ha subido el precio un 200% y ya es incluso un lujo que muchos no se pueden permitir. 

Los ciudadanos de X se olvidaron de que la situación que vivían era fruto de las decisiones económicas tomadas por Manolete, pero da igual.

Y todavía hay más. ¿Qué pensaríamos si vemos que Manolete pasa a formar parte de la empresa que controla el cacao?. Podríamos pensar que es una recompensa al favor que Manolete hizo a estas personas al regalarles el cacao, podríamos pensar que en su día hubo una conversación del tipo:  “Oye, Manolete, guapete, majete, si me vendes el cacao de tu país te aseguro un puesto en la empresa. No tengas miedo, aunque no tengas ni puta idea de nada te aseguro 200.000€ al año, ¿qué dices?”. 

No sería nada extraño. Además, Manolete, puesto que el dedo sigue estando presente, puede decirle a su sucesor las medidas que tiene que tomar para beneficiar a la empresa del cacao en la que él participa. Y es precisamente por esto que a la empresa le interesaba tener a Manolete en sus filas, pues como ya he dicho antes, cuanta más influencia tenga en el organismo que tiene capacidad para tomar decisiones de las que dependen sus beneficios mejor.

¡Pero si tiene que defender los intereses del pueblo!.

A ver, ¿¡es que todavía no te has enterado!?. El pueblo se la repampinfla, él tomará medidas a favor de la empresa del cacao y así dentro de un tiempo  formará parte de ella y tendrá otros 200.000€ al año gracias a esos favores (y por supuesto gracias al apellido que le ha llevado a poder tomar esas decisiones). Podemos incluso llegar a pensar que se trata de una especie de caballo de Troya donde llegan al poder metidos por los propios intereses privados para que lleven a cabo políticas favorables a ellos.

Y qué coño, ¿por qué no hacerlo así?, al fin y al cabo ¿cuál es la alternativa?. Pongámonos en el escenario contrario: X, que es rico en Cacao tiene este producto controlado y explotado por unas pocas manos privadas, además manos extranjeras (país Y), dejando a la población de X sin los beneficios que les reportaría la explotación del cacao. En ese momento llega Juanito y decide volver a poner el Cacao al servicio de los ciudadanos de X, ya que considera que la explotación de ese recurso debe beneficiar a todo el pueblo por igual y no solo a unos pocos podridamente ricos en detrimento de su población que no tiene ni para comer. A priori podemos pensar que eso es bueno ¿no?, es solidario y es justo. Un bien que era del pueblo, del que se beneficiaba el pueblo fue robado del pueblo para pasar a manos privadas y Juanito se lo vuelve a dar al pueblo.

Sin embargo, el señor que vive en Y y que es dueño del cacao controla lo que ven, lo que leen y lo que oyen los ciudadanos del mundo, por lo que se encargará de hacer ver que Juanito es malo, muy malo, de que ahora los ciudadanos de ese país lo pasan muy mal. Da igual que haya mejorado el nivel de vida de la población, da igual que el pueblo (que no es tonto) elija y reelija a Juanito para que siga en el poder. El mundo verá a Juanito como un demonio, porque el mundo es ignorante, porque vive en la ignorancia y no hace ningún esfuerzo por salir de ella.

Tenemos a Manolete, a Pedrín y a Juanito. Manolete tiene 200.000€ al año asegurados, está muy bien considerado por la prensa (y por tanto por la población), sus hijos tienen el futuro asegurado con el apellido y lleva una vida tranquila y sin preocupaciones. Pedrín sabe el futuro que le espera si hace lo mismo que su antecesor, otro sueldo anual cuantioso asegurado, el futuro de sus hijos asegurado y una vida tranquila y sin preocupaciones. Y tenemos a Juanito que por haber repartido la riqueza entre los ciudadanos, por haber devuelto al pueblo lo que es del pueblo, haber mejorado su calidad de vida, es visto como un demonio en todo el planeta, sufre golpes de Estado y puede ser asesinado en cualquier momento (como otros que hicieron lo mismo). ¿Qué harías tú? Sabemos cuál es la opción más cómoda.

FIN  
P.D.Y por supuesto, que nadie sea mal pensado, y que nadie se dé por aludido. Esto es un cuento para entretener, nada más, Manolete o Pedrín no son eufemismos de Felipe González (Gas Natural), Aznar (Endesa), Ángel Acebes (Iberdrola), Rodrigo Rato (Telefónica, Bankia, Banco Santander), Eduardo Zaplana (Telefónica), Isabel Tocino (Banco Santander, Enagás), Miguel Boyer (Red Eléctrica Española), Josep Borrell (Abengoa), Luis Carlos Croissier (Repsol), Ana Palacio (HC Energía), Abel Matutes (Banco Santander), Elena Salgado (Endesa), Josep Piqué (Vueling), Pedro Solbes (Enel), Javier Solana (Acciona), Ángel Acebes (Bankia, Iberdrola), etcétera, etcétera, etcétera.

Que nadie piense eso, aquí eso no pasa.